4. alcohol
el viento ensaya mi nombre
lo paladea en la ventana
para que la eternidad sepa llamarme.
Tengo entendido que las conductas autodestructivas aparecen cuando hay algo adentro que exige ser extirpado.
Cuando Leo me abandonó, empecé a beber más. Todos los días.
En casa o fuera, daba igual. Aceptaba cualquier invitación si había alcohol. Y si no lo había, pasaba por un bar antes.
Cuando empecé a salir con Joni, seguí. Para mí, el alcohol ya era parte del decorado, una ayuda silenciosa para relajarme, para soltarme, para existir. Feliz o triste, daba lo mismo: una copa de vino mientras cocino, otra en la cena, otra por recreación.
Por inercia. Por costumbre. Por miedo al día.
Sé lo que me hace. Llevo tiempo sin tener certezas. No sé si algunas cosas que recuerdo fueron sueños o si realmente sucedieron. Muchas mañanas me despierto con el estómago revuelto, la cabeza oprimida. A veces, todavía estoy mareada.
Y entonces aparece la culpa. Esa que no se disuelve, ni siquiera con otra copa.
La culpa me acompaña todo el día. Esa noche no bebo, pero al día siguiente, el ciclo empieza de nuevo.
Las veces que estuve más de dos días sin tomar, el mal humor se me hacía carne. Sentía que me faltaba algo esencial ¿Cómo se enfrenta un día sin anestesia? ¿Cómo vivir con plena conciencia?
Creo que Jonathan lo tolera. Creo. No lo sé, no me importa demasiado.
Mi experiencia con Leonardo me enseñó, con brutalidad, que nunca se puede saber qué pasa por la mente del otro. Escucho lo que Joni me dice, adivino lo que no. Pero no tengo forma de saber qué piensa realmente. Ni siquiera estoy segura de querer saberlo.
Solo deseo que mi paso por esta relación sea más amable, dure lo que dure. No tengo fe en un futuro juntos, siendo sincera. Pero lo quiero, y no quiero que me recuerde así.
Me gustaría conservar una idea romántica del amor. Convencerme de que todo va a durar para siempre, que envejeceremos juntos, que oiremos a The Ink Spots sentados en el zaguán de nuestra casa. Pero a Joni no le gusta esa música y a la vejez se llega solo.
Aun así, sigo acá.
Dejando unos vicios, hundiéndome en otros.