18. Daño
La primera vez que entendí que me había dejado plantada fue en el colegio. Iba doble turno y al mediodía podías retirarte. Ese día se celebraba el cumpleaños de mi abuela y mamá me había preparado un bolso la noche la anterior con el vestido para cambiarme y había avisado por el cuaderno de comunicados que mi papá me iba a ir a buscar. Nunca apareció y se ve que tampoco la fue a ver a mi abuela, porque esa noche la fuimos a visitar con mi mamá y ella estaba muy triste.
Muchas cuando llegaba a planta baja su auto no estaba. Lo he visto irse del country dejándome atrás. Siempre tuve la SUBE en la mochila, por si tenía que volverme sola desde Pilar. Siempre un poco de plata encima, nunca olvides de guardar las llaves. Jamás van a pedirte perdón, sos vos quien esta en falta.
Ha llegado a ofrecerme el mundo, para arrebatarme todo luego, sin piedad, mirándome desde arriba. Luego yo me ofrecí al mundo, a ver si alguien me lamía las heridas, pero sólo me lamían entre las piernas y esperaban mi boca dispuesta para cojer.
No soy la hija con la que soñó y creo que eso le resulta intolerable, tiene de mi una imagen distorsionada pero que se arraigó con saña en su memoria y que siempre consigue reforzar tras hallar alguna prueba o defecto que lo confirme. Y que responde a su manera. No me conoce, no le interesa hacerlo. Soy todo lo que está mal.
Tu papá no te quiere, ya te lo dije.
D.