24. Amor

 escribo para llegar a ti
(aunque cada palabra que escriba
sea una palabra más lejos
de donde estás).

Dejar el te amo atorado en la punta de la lengua y permitir que te pudras en mi memoria. Re-cordis, volverte a pasar por mi corazón, una y otra vez, hasta el cansancio.

Puedo verme a tu lado (toda una vida), podría quererte para siempre, nunca tuve dudas al respecto. 

Podría esconder mi cabeza en el hueco de tu axila y respirar el perfume de tu piel. Podría esperarte a la salida del trabajo y aprender los nombres que te interesen y hagan a tu día. Te haría un café por la mañana y conocería la cantidad justa de azúcar. Te oiría hablar de aquellas cosas que te pesan en el espíritu. Pondría mi mano sobre tu pecho y vería el vaivén de tu sueño mientras tu silueta se recorta en el añil de la madrugada. Anotaría tu cita con el médico y guardaría tus estudios en tu mochila. Besaría tus lágrimas cuando se derramen por tus mejillas. Dejaría que tu aliento empañe mis anteojos y los limpiaría en el largo de tu remera. Sentiría el aroma de tu ropa porque es la que vestiría para dormir. 

Mordería la yema de tus dedos mientras te sostengo la mirada. 

Pero no voy a tener nada de eso, nunca me perteneció. 

Sólo mis lágrimas calientan mi rostro y entonces recuerdo que no hay que atender las alertas de las catástrofes porque sos esa lluvia anunciada que espero desde mi ventana y que no viene. 

Ni va a venir

D.