37. Victimaria

don't, don't
that's what you say


Tomé hasta no dar más cuando me dejaste sola en el bar. Esta vez los dedos se deslizan sobre las teclas porque es la frustración acumulada durante tantos meses la que me impulsa a escribir. La frustación que quise tapar con tus migajas.

No te entiendo. Hice de todo, y aún así no te entiendo. No entiendo por qué tu respuesta es levantarte de la silla y dejarme sola. No entiendo por qué carajo sólo hablas de tu medicación. 

Mentira. 

Sí lo entiendo. Lo usas para cubrirte, la culpa de todo la tiene la falta de lamotrigina o sino la sertralina o el topiramato, que es nuevo. Tenes un vademecum entero de excusas. Sos vos. Son tus palabras, tus gestos que me expulsan, tu desden hacia mi que se expresa con tus ojos abiertos en pavor. 
 
El topiramato no te hace de esta manera porque ya eras así antes. Siempre creyendo que te estoy atacando, que estoy forzando la situación para llevarte a un extremo cuando sólo te pregunto por qué carajo me miras tan mal. 

En verdad, no te entiendo. ¿Para qué me acompañas si no queres? ¿Por qué te obligas a hacer algo que no te convence? Si desde que te conozco estás dudando si estar conmigo o no, sos un cúmulo de dudas y cero certezas. ¿No entendes acaso que la gente no es descartable? No me podes tener a la expectativa de si queres estar conmigo o no, de si me queres o no, de si queres estar sólo o no. 

Sos las palabras jamás dichas. Ninguna medicación tiene la culpa de eso. 

D.