42. Resguardo

 and somewhere deep inside i know there is a lesson
to be learned


Esa es la palabra que buscó mamá después de un rato cuando estábamos en el café. Ahora tenes que resguardarte, me dijo con los ojos llenos de tristeza, que también son los míos. Pensé entonces en todas las veces que creí que me estaba resguardando pero sólo me estaba rompiendo más. Escapar, constantemente, toda una vída de huídas en donde fui deshaciéndo mi espíritu. Habría que juntar las piezas, pero no sé ni dónde quedaron, hace mucho vengo perdiendo partes de mi por el camino. Fragmentos desparramados en todos los lugares donde viví, nunca me molesté en levantarlos porque siempre creí que podía volver. Pero quedaron ahí, tras las puertas cerradas. En Cádiz, Los Incas, Carranza, Lenguazaque, Lavalleja, La Falcone. En Bernal. Fuí dejando caer partes a medida que quería contruír mis hogares. Sólo dejando caer sin darme cuenta de lo que eso significaba. 

Dónde, mamá, querés que me resguarde. No puedo volver a vos ni quiero ver hacia mi. No puedo volver a él. 

Me siento aislada. No estoy en los besos que me dan, ni en el café que me sirven. No estoy en las palabras que me dicen, en las hojas que rozo con la mano en la calle al caminar, en el sol que baña mi mejilla. Estoy fuera de todo. Lo único que me recuerda que respiro es este dolor en el pecho, esta profunda angustia que no me pertenece. Siento que consumí lo poco que quedaba de mí esta vez. No tengo ganas de comer, no tengo ganas de amar ni de rezarle a ningún dios por ayuda. Intento leer pero las lágrimas empapan las páginas. Quiero que una mano se extienda hacia mi pero siento que ya estoy demasiado lejos. 

Soy un ser atrofiado en este sinsentido que es estar sin vos. 

D.