47. a todos ustedes




en tus ojos un dios se reflejó
vi en sus manos mi corazón 
que estrujó (en un acto cruel)
hasta el último aliento de su agonía.
y aún así,
en las grietas de mi dolor
te pinté un cuadro hermoso
bajo la fiebre de una promesa 
que no me atreví a hacer.
        entonces descubrí la fragilidad 
de lo que nunca fue entero.
en tu desamor encontré mi tributo
y me recosté un rato en los escombros
de tus caricias.
pero en cada intento de recomponerme
de este desgarro profundo
lloré por nuestra herida compartida.