74. café
Should I kill myself or should I have a cup of coffe?
La situación del país comienza a molestarme. No por lo inmediato (los precios, el transporte, el miedo), sino como una sombra proyectada en mi futuro.
Considero a la Argentina como quien considera una herencia.
Temo por la vejez de mis viejos, por la soledad que arrastra volverse adulta.
Me veo en mi madre. Y a ella la veo en las mujeres solas que caminan por la calle como si ya no esperaran nada. No quiero que mis decisiones se transformen en condenas, no quiero repetir los pasos de nadie sin haberlos elegido.
Y, sin embargo, mantengo cierto optimismo. O mejor dicho: lo he cultivado, como una planta que crece en tierra árida.
Estuve muy triste los últimos meses. Tal vez los últimos años.
Me sorprende no pensar cada día en la muerte.
Me sorprende haber dejado de sumergirme en ella como quien se hunde con resignación en una bañera.
Trabajo sin entusiasmo, pero sin dolor. Una monotonía casi placentera. Pocas responsabilidades, conflictos ajenos.
Y una piedad nueva: me da pena quien discute con un cajero por centavos.
Me da pena quien cree que eso importa.
¿No ven que todo está mal? ¿O será por eso que eligen desquitarse con lo que consideran débil?
La gente es extraña.
Me anoté a Enfermería en la Cruz Roja, empiezo el año que viene (espero que el país no se incendie antes). Hace rato que no sentía algo parecido a la vocación.
Una fuerza sin nostalgia. Una decisión sin duelo.
Quiero estar ahí. Aunque me quemen los huesos. Aunque me caiga de sueño.
Aunque sea lo último que haga.
D.