87. estigma
Todas las familias felices se parecen;
las desdichadas lo son cada una a su modo.
A través de la prisma de mis recuerdos he deambulado siempre sobre lo mismo, busco el origen de su sufrimiento, de su forma de ser, de esa persona con el pecho vacío de pájaros y cuerpo de jaula. Pero acaso, ¿el sufrimiento siempre estuvo allí?
No sé nada de ella, los relatos están desarmados, diferentes versiones adornadas de mentiras contadas a lo largo de los años me dejan con un sin sabor de una infancia misteriosa. No sé dónde creció, ni dónde estudió, qué hizo en su adolescencia, si cuidó de su padre enfermo, si se acunó en brazos de hombres desdeñables.
Qué pasó realmente con mi hermano, por qué no lo cuidó y sin embargo a mi me encapsuló en el departamento de Freire. Cuál es el motivo de decisiones tan distintas. Cuál es el descenlace.
Quiero odiarla, tacharla de mi corazón y huir hacia adelante. Pero no puedo. Mientras escribo esto sé que ella está sola, tal vez sentada en la mesa con un plato de fídeos en frente. No puedo evitar recordar aquella vez que encontré detrás de la foto de mi abuela una súplica hacia la muerte, Mamá, papá, llévenme con ustedes, dejenme dormir para siempre.
Me pregunto si algún día suplicaré lo mismo.
D.