109. apunte

Y los pájaros, serán árboles
En lo idéntico, de la soledad


Estoy un poco desordenada por dentro. No sé si es tristeza, desgano, o sólo una niebla pasajera que se cuela cuando llueve. Puede que sea hormonal. Tenía que ir a la universidad, pero me levanté tarde. La lluvia tampoco ayuda. Hice lo de siempre: ducha, cara lavada, algún serum, y después, como si fuera un ciclo natural, el pijama otra vez. Es como si me disolviera antes de salir al mundo.

A veces pienso que Vinicio me cree una vaga. Tal vez lo soy, a veces. Hoy estuve viendo algunas ofertas de trabajo, incluso en los últimos meses tuve buenas propuestas pero no las tomé a razón de cursar en este horario tan complicado que tomé. No sé cómo voy a hacer el siguiente cuatrimestre. No puedo creer que siga pensando en estas cosas. 

Hoy sentí que tenía más años de los que tengo. No sólo en el cuerpo, sino también en los pensamientos, en ese fondo que no se ilumina con nada. Me comparé con nadie y perdí. ¿Dónde debería estar? ¿En una oficina con ventanas, en un hospital con luces blancas, vendiendo libros en una feria bajo el sol? ¿Y si este lugar en el que estoy no es un error, sino simplemente... el lugar?

El año pasado me descompuse de tantas formas: físicas, mentales, invisibles. No quiero repetir ese sistema de castigos. Levantarme a las 5 de la mañana para las prácticas hospitalarias y después trabajar por la tarde-noche me hizo mierda, volvía a casa con un cuerpo extraño.

Me quedan dos años para recibirme. Dos años no es tanto. Es casi un número redondo. A veces pienso que el título será más para mi viejo que para mí. Un objeto para que él lo guarde, lo mire y piense: “no todo salió tan mal”. 

La Cruz Roja cobra por todo. Hasta por respirar. Pero fui yo la que eligió este camino. Pensé en cambiarme a una pública pero no quiero ver en la cara de mi viejo esa mezcla de decepción y cansancio. Mejor sigo. A veces avanzar es simplemente no detenerse.

Gabriel cumple años el jueves. Pensé en regalarle Sobre héroes y tumbas, o Morir en Occidente. Tal vez Dune. Sé que lo leerá, y eso me gusta. No debería alimentar sus esperanzas, pero al no tener yo ninguna, no puedo sentir culpa.

Vi lee a Rolón. Esta bien, me alegra que trate de enfocarse y aprender. Le es tan difícil como a mi, no puedo molestarme con él. Además hace mucho, aunque él no lo crea. Entiendo que esté tan cansado.

Siempre que pensé que las cosas eran imposibles, se terminaron arreglando. No quiero preocuparme tanto, pero es un ruido de fondo. Hoy me vi en el espejo y me noté distinta. No más vieja, no más fea, sólo distinta. Como si mi cara supiera cosas que yo todavía no. Me perdono los 20. Hice lo que pude. 

Voy a estar bien. No como promesa, sino como algo más modesto. Estaré bien porque no queda otra. Porque ya estuve mal antes y salí. Porque estudiar, incluso sin ganas, es una forma de empujar el tiempo. Así que mejor me pongo a leer. Aunque no sepa exactamente para qué.

D.