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En el sueño de la vida y el trabajo
Se me vuelve camalote el corazón


Juan duerme en el cuarto de al lado mientras escribo esto. A veces viene a descansar unas horas entre turno y turno de su trabajo como chofer. Cuando está, pongo la lista de canciones que una vez me comentó que le ayudaron a dormir. 

Vi se fue tarde hoy, así que supongo que llegará después de su horario habitual. Le cuesta mucho levantarse y suele estar muy cansado. Por suerte pidió turno con una doctora. 

Le prepararé algo bueno para cenar. 

Flor pasó ayer y me trajo unos libros preciosos. Algunos para vender, otros que leyó ella y quiso dejarme. También me compró Ítaca, de Claire North. Me alegró más de lo que esperaba: estaba en mi lista de pendientes desde hacía meses.

Me olvidé de pedirle que deje alguna nota en los libros. Todo lo que ella me trae lo atesoro. 

Cada vez tengo más libros esperando en mi mesa de luz. Quisiera leer todo lo que existe antes de morir. Quisiera aprender todo lo que se puede aprender.

Sigo preparando el examen de Roma. Luego tendré dos semanas intensas para ponerme al día con Historia Colonial. Pasado eso, evaluaré si rindo los exámenes de Enfermería en la Cruz Roja. Estoy considerando pasarme a la UNSAM; ya mandé un mail por las equivalencias.

También debería ponerme a publicar libros, sacar fotografías y mantener la página activa.

El fin de semana visitaré a mamá y dejaré el domingo para mi abuela. No la vi en toda la semana y me pesa, le había dicho que iba a su casa y terminé regresando a la mía. Ya me comentó más de una vez que se siente muy sola. Aunque sea debo ir a leer y tomar té con ella. 

También es mi madre.

Hace unos días empecé una dieta. Estoy tratando de comer más fruta. Debo ir al traumatólogo antes de que termine el año y no quiero que el peso extra sea un factor en mi dolor de espalda. También me gusta que Alejandro me vea bien.

Escucho que suena la alarma de Juan.

D.