143. java

Seine Angst ist meine Angst
Seine Wut ist meine Wut
Seine Liebe ist meine Liebe

Le pedí Risperidona al psiquiatra. Llevaba casi un año sin tener que tomarla, pero en diez días mi vida se dió vuelta. Y a la vez no, porque sigo en casa, con Julio. 

Ando cansada, camino por la vida arrastrando los pies como quien teme tropezarse con el aire.
Anoche me dormí a las 21hs, algo totalmente inusual en mi, pero sé que es por la medicación que pesa como una manta húmeda. Así y todo las pocas veces que desperté obligué a mi cuerpo a volver a hundirse. 

A las cuatro de la mañana desperté. Fuí a la cama que está en la otra habitación y me quedé allí recostada viendo el día clarear junto a Elvis. 

Vi que Juan me había escrito en algún momento de la madrugada:
"Toc toc... ¿Estás? ¿Se puede?"

Tengo el corazón oprimido, como una rama que olvidó cómo crecer y se quedó en un gesto de brote. El alma se me está cerrando a la luz, como si retrocediera ante algo invisible.

Pienso en Juan todos los días. Me preocupa cómo está, qué siente, si duerme, si come. Pero escribirle sería enredar aún más lo que ya está enredado. 
Pero lo veo en el auto, riendo, con la luz del día que depunta sobre su rostro. 

Le mandé hace unos días un mensaje: "Siento que tengo un problema en el alma". Pero él me quiere demasiado como para creer que eso pueda ser real. Pero fui yo quien extendió la mano y tocó la enfermedad, como quien tantea un muro frío en la oscuridad.

Miro el pájaro que compramos juntos. Un gorrión de Java.
En su jaula, es más libre que yo. 

D.