146. furia

In disguises no one knows
Hides the face
Lies the snake
And the sun in my disgrace


Qué cansada que estoy. Estas últimas semanas me hicieron mierda. Me cuesta horrores mantenerme en algún eje.
El cuello, el aborto, el pelotudo de Juan con su carta de mierda, el imbécil de Mauricio que no sabe ni mentir. Una mentira bien dicha te pido, loco. Ni para eso te da la cabeza. Eso me da más bronca todavía: si me querés quemar, quemame bien. Indigno.

Estoy harta. No quiero ver la cara de ninguno de los amigos de Julio.

Pienso en ellos y sólo veo ojos que me miran, que me miden, que me juzgan. Como si una paranoia creciera adentro mío y se alimentara sola. Insisto: estoy harta. Quiero hundirme en la cama y desaparecer. O que desaparezcan ellos, mejor.

Llamame loca, Julio.
Qué me importa a esta altura, si estoy tan pasada de estrés que no puedo ni dormir. Dos años bancandome tus burlas y ahora esto. Acá me tenes loca si tanto lo querías.

¿Para qué mierda tuve que conocer a tus amistades de mierda? Gordos del orto con problemas del orto, parados ahí haciendo comentarios del orto, como si compitieran entre sí por ver quién es más pelotudo.

Tener que escuchar a Juan con su manía, a Leo con sus WTF con emojis de pelotudo tipo O_o what the fuck, cipayo.
Los baristas de mierda que no son amigos reales tuyos.
Pero claro, vos sabés que sí lo son. Vos sabés todo. Vos no te equivocás.

Por eso querés encontrarte con Mauricio: ponerle los puntos, no sé qué, honores de hombre. Jodidos.

Equivocarse, para vos, significaría aceptar que todo lo que pensabas que te rodeaba y estaba bien es, en realidad, una mierda.

Tuvimos unos días de paz. Y ya siento cómo el rencor vuelve a crecer entre nosotros.

Y por si acaso, Juan, si lees esto, tu carta fue una mierda y sos un manipulador de primera.
Ni aparezcas frente a mi.

D.