147. cocina

I sit and daydream,
I've got daydreams galore
Why try to change me now?


Estoy limpiando la cocina como si todo fuera a estar bien.

Como si las cosas con Julio fueran a mejorar y la casa de una vez se vuelva hogar. Vacié las alacenas, las estanterías, tiré cosas viejas y sucias, lavé todas las ollas para cambiarlas de lugar. Limpio con una fe casi ridícula.

Hoy al menos comí. Más que otros días. Dos veces. También bebí, por eso no intenté dormirme temprano. No me excedí, me cuidé: agua, comida, pausas. El cuerpo sigue siendo un territorio que intento no abandonar del todo. Pero sí me excedí en las horas despierta. En quedarme. En no querer cerrar los ojos.

Me levanté tarde y fui a ver a mamá. Pasé unas horas con ella, hablé con ella y le conté mis penas.
Necesito a mamá, pienso constantemente.

Julio se fue a Mar del Plata. Podría haber ido con él, pero ni siquiera intenté buscar a alguien que cuide a Elvis. Mira, no hay nadie que lo cuide, me voy a tener que quedar Vini, vos andá, pasala lindo.
La verdad no quería ir, y puede que él se haya sentido cómodo con la idea de que yo no viajara.

Por la tarde volví a casa y me quedé escribiendo, tomando cerveza, ocupando el silencio. Después, cuando ya no pude escribir más, empecé a limpiar la cocina. Eran casi las tres de la mañana. Ahora son las cuatro. No terminé. No creo seguir. No creo terminar hoy nada que importe.

Me sentí a escribir esto antes de acostarme porque me sentí medio boluda limpiando así, a esta hora, sola. Me resultó extraña la idea de seguir construyendo un hogar en un lugar donde Julio ocupa tanto espacio, incluso cuando no está. ¿Para qué construyo el hogar? ¿Para quién? No lo sé. Nuestro futuro es incierto, pesa. Entonces, ¿por qué limpio tanto la cocina? ¿Qué es lo que estoy ordenando en realidad? ¿Qué sueño no quiero tener si me acuesto?

Limpio para no pensar. Limpio para no dormir. Limpio como si el gesto pudiera sostener algo que se está cayendo lento. 

Estoy cansada. Muy cansada. Quiero cansarme más, hundirme en el cansancio hasta que no quede resto de pensamiento. Quiero dormir todo el día, todo el domingo. Acurrucada, fresca. Sin voces, sin demandas, sin historia.

No quiero a nadie.

Y no sé si eso es una defensa o una rendición.

D.