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Mostrando entradas de septiembre, 2025

135. postales

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I hear children playin', laughin' so loud I don't think of your smile Supongo que es porque nunca pude guardar demasiado. La caja donde acumulaba recuerdos de la infancia se perdió cuando desalojaron a mamá del departamento de Los Incas. Ahí quedaron atrás libros, cuadernos, vestidos, el uniforme del colegio. Quién sabe qué otras cosas fueron dejadas en aquella habitación que me perteneció apenas un par de años y a la que no pude volver, ni siquiera un instante, antes del día fatídico del desalojo. “Si querés volver tenés que pagarme el cuarto” , dijo mamá esa vez. Pasaron años hasta que volviéramos a hablar. Aprovechando que Vi no está en casa, me puse a limpiar y a descartar papeles viejos, que son infinitos. Ya tiré carpetas, muy ordenadas por cierto, con impuestos que van de los años 93 al 98. Facturas de teléfono, gas, agua. También encontré fotocopias universitarias del año 2000, de la carrera de Ciencias Sociales, a nombre de una tal Jorgelina López. Había además ...

134. once y seis

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I am waiting, I am waiting Time will always try to kill me Vi me estuvo mandando algunas fotos del camping. Lo veo bien, me gusta saber que está sintiendo el pasto bajo sus pies. Espero que descanse, que no pase frío en la carpa. Que no se sienta solo. La vuelta de la universidad fue larga. Ayer y hoy hubo paro de trenes, y el servicio resultó particularmente lento. Pero cuando el tren pasaba por Drago, una chica se puso en medio del vagón y cantó 11 y 6 , de Fito Páez. Su voz era tan hermosa que me cambié de asiento para escucharla mejor. Me fastidió un poco un vendedor ambulante que ya había pasado antes, ofreciendo chocolates. Sin embargo, me sorprendí cuando, en la estación Colegiales, los vi descender juntos y darse un abrazo largo y triste. El día fue tranquilo. Ya regué las plantas y sólo me queda sacar a Elvis. Voy a tirarme un rato en la cama a estudiar griego mientras espero que se haga más tarde. Como ya salimos a las 19hs, si lo bajo antes de la medianoche tal vez no haga...

133. mensaje

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I cannot see clearly Isn't that she coming to me nearly here? Soñé algo extraño. Papá y Patricia se movían entre habitaciones, como sombras cambiando de escenario. Después, papá estaba en una cama. Tenían que operarlo de la espalda y, de algún modo, me pedían a mí un consejo. En cierto momento lo vi en una clínica oscura, brutalista, con la espalda cosida, igual que la mía alguna vez. La herida inflamaba la carne, terrible, desbordada. Desperté atravesada en la cama, el cuerpo estirado de lado a lado. El día, sin embargo, fue sereno. Fui al correo a retirar unos libros sobre historia griega que Vi me regaló. De regreso trabajé un largo rato, cené temprano, paseamos con Elvis y, al volver, me di un baño extenso. El día fue tranquilo. Me pregunto qué quiso decirme ese sueño oscuro. Casualmente, después del baño recibí un mensaje de papá. Era una foto con Patricia y su sobrina Agos. Hace unas semanas viajó a Chequia, y supongo que recorrieron otros países hasta llegar a España, de...

132. ruta

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 cambié mi edad con tus ojos delante Julio me mandó lo que imagino será la última señal de la noche: “no tengo señal (22:30), paramos en la Shell a cargar y caminar un poco” . En el mapa su foto se quedó quieta, cerca de Gualeguaychú. Ya regué las plantas, preparé mi cena y la de Elvis, después lo saqué a la calle. Me di un baño caliente y me serví otra copa del vino que abrí para acompañar el puré de boniato. Estoy cansada, quisiera meterme en la cama, pero necesitaba escribir un poco antes de rendirme al sueño. Estos días estuve tan pendiente de Julio que recién ahora mi cuerpo se suelta. Me inquieta su salud: la espalda, las rodillas, ese cuerpo que ya acusa los golpes del trabajo duro. Me preocupa que le falte algo en el viaje, o que el viaje le falte a él, lo desgaste, lo hiera. Yo no me pienso igual. O me pienso con menos rigor. Pero me cierro de golpe si imagino a Julio lejos de mí, en cualquier ruta donde no pueda alcanzarlo. Hablé un rato con Agus. Me contó que su ex f...

131. garganta

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Now he's gone I don't know why Until this day, sometimes I cry Llevo un par de días queriendo sentarme a escribir, pero me ha sido imposible. La naturaleza taciturna que compartimos en esta casa hace difícil que la noche sea un momento de quietud. O al menos, de silencio. Así que me siento este mediodía, mientras Vi duerme y Juan está afuera. Mis pensamientos ya se han diluido respecto a los primeros impulsos que me atraían al teclado. Pero sin escritura la memoria se desvanece. Tuvimos algunas discusiones con Julio durante la semana. No son graves, salvo en un punto: la comunicación. Pensaba, ya cuando todo se había calmado, en la dificultad que tiene mi novio para expresar lo que le duele. Como si los sentimientos de incomodidad, pena, tristeza o agobio se redujeran a una palabra única, arcaica, que no logra pronunciar. Y esa palabra ocupa espacio. Se instala en el lugar de las otras ideas, le fatiga el cuerpo. Hasta que un día, ante un planteo brusco, ocurre la explosión: ...

130. distancia

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 Entonces el mío es un Dios bueno y lleno de tristeza.  De repente, extrañé con una profundidad inaudita a mi hermano. Observé el rostro de Julio que denotaba su típico cansancio: "No quiero hablar" . Nunca hablar de nada que lo incomode remotamente.Tampoco me habla cuando nos tomamos un café. Entonces pensé en Gerardo, en las extensas conversaciones que manteníamos bajo la tenue luz de su hogar, el aroma a sahumerio, la música suave y los libros esperando ser descubiertos. Extrañé su mano sobre mi cabello, sus palabras de aliento ante el despotismo de nuestro padre. La profundidad de su voz.  Hoy vi pasar un tren de larga distancia que salía de Retiro. Me pregunté si mi hermano lo estaría manejando.  Me pregunté si sigue pensando en mi.  D.

129. (p → q)

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Después de una noche mal dormida,  nadie gusta de nosotros. Una electricidad sube sobre mi espalda y se extiende hacia mis dedos que comienzan a teclear. Escribí, escribí, escribí. Es lo único que te puede salvar.  Llevo días sin poder sentarme frente a la computadora y poder derramar aunque sea una palabra. Demasiado ruido, por todos lados. Ruido en el tren, en la calle, en los cafés, en el colectivo, en mi casa, ruido al despertar, palabras, palabras, palabras que no quiero escuchar.  Silencio.  σιωπή. Días donde los pensamientos se arremolinan en mi cabeza y me comprimen el cuerpo. Me quiero cerrar sobre mi misma, enterrarme en el centro de mi estómago y desaparecer. Son tantas las imagenes que llegan a mi mente que no alcanzo a recordarlas. Algo sobre el nombre de la esposa de Alex, el mantel que quiere mamá, Leonardo recorriendo los tachos de Recoleta, el pasto de Bernal, la mirada que puso Julio cuando vió un vídeo, un dato sobre Jung que Juan dijo al pasar, un...

128. arpías

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And why do you sing Hallelujah If it means nothing to ya? Why do you sing with me at all? Soñé que hablaba con un dios extraño. Había ocurrido algo terrible, buitres con rostros humanos circundaban mi hogar. Amenazaban a una hija mía mientras ella cortaba flores frente a una piedra sagrada.  El dios me prometía su seguridad, que ella viviría. Los buites no podrían dañarnos. Pero yo les veía sus rostros, de cerca, las plumas entre los cabellos.  No recuerdo qué me pedía a cambio el dios. Creo, incluso, que estaba confundido, que ni él estaba seguro de las consecuencias que implicarían darnos protección.  No tengo hija. Tampoco estoy segura de tener Dios.  Dormí poco. Me habré acostado alrededor de la una de la mañana y desperté a las seis, por un ruido que venía desde el cuarto de cultivo de Vi.  Me sobrevino una angustia terrible, la misma que me está acosando por las noches. "Me arrepiento" fueron las primeras palabras que brotaron en mi mente, en la oscuridad ...