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123. dólar

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The build-up Lasted for days Lasted for weeks Lasted too long Lo único rescatable del quiste de ovario es que puedo quedarme en la cama leyendo o mirando películas sin sentir culpa. No cocino; al fin y al cabo, no quiero comer. Apenas limpio la casa: doblarme duele. Y no pido nada, no quiero ser una carga. Ya supe serlo a los veinte, con la cirugía de columna. Descanso. Voy a la universidad con la medicación corriendo por la sangre. No quiero perder clases que disfruto. Me dolería ausentarme de Mundos Antiguos, una de mis materias preferidas. Colonial Americana, bueno, habrá que hacerla para poder pasar a otra cosa. Ayer estuvo Juan. Su presencia es dulce. Me trajo algo para comer, y por la mañana sacó a Elvis para que yo pudiera dormir un poco más. Le hace companía a Vi, que se entre las plantas, tranquilo. Hoy veré a la ginecóloga. Consulté con Fer, pero la cirugía con él cuesta mil dólares que no puedo pagar. Es una pena, porque es el único ginecólogo en quien confío. Vi quiso da...

122. mandato

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Desde mi triste soledad veré caer Las rosas muertas de mi juventud Hoy escribir me cuesta. Dejé que las ideas se dilaten durante días y ahora perdieron fuerza. Las manos se me paralizan sobre el teclado, como si se resistieran a dejar salir lo que duele. Puede que por eso sea importante que escriba. En los últimos días, una frase se instaló en mi mente con la fuerza de un mandato: tenés que bajar de peso . Tengo treinta y comencé a alimentarme como lo hacía a los veinte. Pienso en mi adolescencia: a los quince pesaba 47 kilos y, aun así, jamás me vi delgada. El fin de semana me encontré con Ailín después de tantos años. Tomamos un café y sentí cariño por ella, el tipo de cariño que se le tiene a alguien que podría llegar a querer. Me mostró una foto del viaje de egresados de la primaria. Me sorprendió que guardara en la memoria del teléfono algo así. La imagen era difusa, la foto de otra foto: niños sobre una colina. En una esquina, apartada, estaba yo. Me vi gigante. Un cuerpo desm...

121. maldad

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Como no soy directo, ni fácil, ni honesto Me he hecho un remedio con lo que había dentro [...] Voy a morir de pie, voy a morir de pie Ojalá la mujer que se detuvo a insultarme porque Elvis orinaba en la calle reciba una mala noticia en el trabajo. Ojalá la anciana que me llamó “sucia” al ver mis tatuajes tropiece y caiga. Ojalá todos los cafés que prepare Mauricio, de ahora en más, tengan un sabor amargo. Quería empezar esta entrada hablando de los sueños que me han acompañado en los últimos días, pero el incidente de esta mañana me revolvió algo profundo: una rabia espesa, incómoda. Quisiera haberla seguido calle abajo, gritando como una loca. Quisiera haber empujado a la vieja que me insultó. Quisiera arruinarle el ánimo a un mal hombre, aunque fuera con un gesto mínimo. Dormí mal. Juan se quedó, y nos fuimos tarde a la cama. A sabiendas de que debía levantarme a las seis para abrirle la puerta, me revolví en la cama con un sueño inquieto. Todo al final para nada, porque terminó b...

120. resonar

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And you run and you run to catch up with the sun but it's sinkingRacing around to come up behind you again Sun is the same, in a relative way, but you're older Shorter of breath and one day closer to death "Tengo en mí todos los sueños del mundo", escribió Pessoa. Hay días en que esa frase resuena como un eco persistente en mi cabeza. Hoy, mientras me preparaba para ir a la cama (a ver algunos vídeos bajo las sábanas) volvió a aparecer, suave y contundente. Tengo en mi todos los sueños del mundo. Estoy cursando Historia: Mundos Antiguos, Historia Colonial y un taller de Inglés. Ya tengo algunas cosas que leer y tareas en las que ocuparme. Con Gabriel siempre jodemos con que estudiamos una carrera de autistas. Ya es un montón que el edificio de Humanidades se llame TDA. Una carrera hermosa, sin embargo.  Ayer discutí con papá sobre Enfermería. Le dije que, por ahora, no iba a seguir cursando hasta rendir los finales, y sus reproches no tardaron en llegar. Esta vez res...

119. caballo

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Y de pronto pienso en el caballo. Después demuchos años vuelvo a pensar en él, en la primera vez que lo vi, con una claridad abrumadora. Me gustaría tener una cerveza mientras escribo esto. Dejé las verduras en el horno, y mientras se hacen, antes de tirar la carne al fuego, quiero ver si logro poner algo en palabras. No me siento especialmente creativa, pero en los últimos días pasaron demasiadas cosas como para dejar que se disuelvan sin dejar rastro. Papá me pasó a buscar el domingo para ir a Campo Chico. En el viaje hablamos un poco y escuchamos música. Siempre aprecié su variado buen gusto, los Rollings, Keane, U2, Phil Collins, Radiohed. Le conté que no pensaba cursar este cuatrimestre; le dije algo sobre los finales que debo, una excusa medio vaga sobre no querer seguir acumulando cosas. No se lo tomó muy en serio, pero no me reprochó. Eso vendrá después. Fuimos de los primeros en llegar. Estaban mi abuela, Jorge y Silvia, la empleada que va a limpiar, y a quien le tengo verdad...

118. cofre

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 Casi pido a los dioses que hubiere que me guarden aquí, como en un cofre, defendiéndome de las amarguras y también de las felicidades de la vida. Vi todavía duerme, se acostó como a las seis de la mañana, así que tengo un rato antes de que despierte y algunas cosas tomen movimiento. Estoy tratando de escribir más, aunque a veces no sepa bien qué decir.  Leer, escribir, leer, escribir. Salvarme. Me hice un té (café todavía no, sigo con el estómago sensible) y puse a lavar la ropa que pienso usar mañana en Campo Chico. Afuera el sol ya secó las nubes que dejó la tormenta, así que colgaré todo en la soga. Dentro, no quiero dejar nada por la gente que viene por la noche.  No hay mucho que hacer, más que lo de siempre cuando se recibe visita: despejar la mesa. Por más que intente mantenerla vacía, siempre está cubierta de cosas. Ahora mismo, una pila de libros espera que los publique. Ojalá hoy. Lo que sí, tenemos demasiadas cosas que sacar a la calle y no sé si nos de el tie...

117. tormenta

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With a whisper, we will tame the vicious seas Like a feather, bringing kingdoms to their knees Acabo de terminar de publicar varios libros. En la última semana tuve un par de ventas. No es mucho, pero me viene bien. Además, aprovecho para comprar, leer y revender, aunque no siempre al precio más conveniente para mí. Todavía tengo muchísimos libros. La mayoría son míos, pero también hay algunos de Fabio y otros que ya estaban en la casa de Vi cuando me mudé. En algún lado leí que una biblioteca es identidad. En otro, que los libros de una persona fallecida acaban vendidos por los familiares a precios irrisorios. No lo juzgo, pero prefiero ir vendiendo yo lo que ya no me toca el alma y guardar lo que sí. Me gustaría que alguien leyera, alguna vez, mis libros favoritos. Estoy cansada. Elvis no nos dejó dormir. Anoche hubo una tormenta como hacía tiempo no había. El ruido lo puso nervioso: iba de un lado a otro, se subía a la cama, se bajaba, nos tocaba con las patas. Cuando la lluvia a...

116. UB

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A veces me siento cruento al fantasear con tu vida No pongo de más expectativas de que vayas a cambiar Y a veces te volvés exigente esperando magia en mis propuestas Pero alguna absurda respuesta te vuelve a decepcionar Casi no saqué fotos este mes, ni siquiera me di cuenta de que estaba en receso universitario, por lo que podría haber sido un mes de disfrute. Por lo contrario, me sentí cada día desesperada por la falta de tareas y la incertidumbre de mi vida se posó ante mis ojos. Busqué trabajo, renegué, no tuve entrevistas. Fui de un lado a otro sin tener a dónde llegar.  Se supone que en unos días se retoma la cursada. Lo más probable es que vaya a la UNSAM, no me siento lista para volver a los hospitales. Podría rendir los cuatro finales que debo a fin de año, total son un par de meses más. Y retomar enfermería el año que viene, con el conocimiento un poco más afianzado. Me mandé tantas cagadas en mi vida académica y profesional que una más no significa mucho. O por ahí ni lo ...

115. botánica

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La vida es corta y yo he acortado la mía de mil maneras deliciosas y desatinadas, Resolví quedarme en casa. Había pensado salir a dejar currículums por el barrio, pero me desanimé en cuanto me vi al espejo. Mi rostro caído, cansado, que intento revivir con cremas, con gestos suaves. Los ojos apagados, como si no tuvieran fuerza ni para sostener una entrevista. No tenía ganas de fingir el denuedo necesario para entrar a un local y hablar de mi misma, de mis ganas de trabajar y atender. Ya no tengo veinte, y eso me apena. Ni siquiera los viví. Mis veinte se pasaron entre camas de hospital, pastillas, y hombres que no me sirvieron para nada. No terminé ninguna carrera. No eché raíces en ningún lado. Y ahora, a los treinta, me encuentro mirando ese papel extraño al que llamamos currículum, sin saber muy bien qué hacer con él. Vi se quedó toda la noche estudiando. Tenía que rendir el final de Botánica, la viene cursando por tercera vez. Lo escuché irse cerca de las siete, sin haber dorm...

114. mueble

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Con todo su esplendor detrás De algún presagio gris Te hayará Mamá me contó que los muebles de la casa de Bernal se los dio a la vecina. Siempre la llamó Chela, como mi abuela. Hay algo curioso en ese eco de nombres, como si ciertos lazos no se rompieran nunca del todo. Me habló también del tiempo que pasaban juntas, de las comidas que compartían, las tardes juntas y las meriendas, de cierta complicidad doméstica. Pero lo cierto es que, en su momento, Chela quien me llamó alarmada. Me dijo que mamá le debía plata hacia mucho tiempo y que siempre le estaba dando de comer porque en la heladera no había nada. Fue durante la época del embargo, cuando al Banco Piano se le ocurrió dejarle apenas unas migas de su jubilación y yo no sabía nada. Fueron meses en los que ella vivió así, de los vecinos, pidiendo plata y comida, hasta que salí yo a devolver ese dinero y pedir disculpas. Recuerdo estar en el bondi camino al trabajo mientras recibía audios de otra vecina casi insultándome. No fue la ...